Un Viaje a Través del Tiempo con la Espirulina:
La espirulina, hoy en día reconocida como uno de los superalimentos más potentes del mundo, tiene una historia fascinante que se remonta a las civilizaciones ancestrales. Desde los aztecas y mayas en Mesoamérica hasta las tribus Kanembu en África, la espirulina ha sido un pilar nutricional durante siglos, apreciada por sus beneficios para la salud y su capacidad para sostener a comunidades enteras en condiciones difíciles.
Aztecas y Mayas: La Fuerza de los Guerreros
Los aztecas y mayas, dos de las civilizaciones más avanzadas de la América precolombina, conocían bien el poder de la espirulina. En el Valle de México, los aztecas cosechaban esta microalga del Lago Texcoco, donde la llamaban «tecuitlatl». Este alimento verde-azulado era una fuente vital de energía y fuerza, especialmente para los guerreros que dependían de su nutrición compacta y poderosa para enfrentar largas jornadas y duras batallas.
Civilizaciones Africanas: La Espirulina en el Desierto
Mientras que en Mesoamérica la espirulina era un recurso valioso, en el corazón de África, específicamente en Chad, las tribus Kanembu también descubrieron sus propiedades nutritivas. Durante generaciones, estas comunidades han cosechado espirulina de manera natural en los lagos de la región. Después de secarla al sol, la convertían en “dihé”, una torta que se disuelve en agua o se mezcla en sopas. Este sencillo pero poderoso alimento ha proporcionado una nutrición incomparable en un entorno desértico donde otros alimentos escasean, convirtiéndose en una fuente clave de sustento para estas poblaciones.